Buenos Aires

Estimados:
Les envío una nueva actividad relacionada con la temática de actividades anteriores.(No es necesario inscribirse)
Saludos
Marcelo Lorenzo
Extensión Cultural - TNC
4815-8883 int 108


TEATRO NACIONAL CERVANTES
EXTENSIÓN CULTURAL
-Octubre 2015-

ENTRADA GRATUITA

Ciclo:
LOS GÉNEROS TEATRALES /1: LA ÓPERA. SU VIGENCIA.
Miércoles 14
(20,30  hs. Sala Trinidad Guevara)
A cargo de Anna D´Ana, fundadora y directora artística de Juventus Lyrica.

La Ópera (así lo pensaron en el siglo XVI) significaría  el rescate de las herramientas perdidas de la  tragedia griega.  Palabra, música, danza y espacio asociados  en una obra única sobre la cual,  apenas si  persistía una duda: ¿debía cantar solamente  el coro, o también podían hacerlo  los personajes individuales? Un equívoco, como se advierte,  que hay que celebrar, ya que significó la invención de un  nuevo género cuyos aportes a  las  artes en general,   hoy no se discuten. Esa  confusión,  que  asocia a la Opera y  a la fuente medular del teatro occidental, más una vigencia que día a día se patentiza y, sobre todo,  la discusión que sobre sus lenguajes  formales y teóricos se verifica, cada día con mayor radicalidad,  nos la propone como un buen tropo para inaugurar nuestra indagación sobre los géneros constitutivos de las diferentes teatralidades.
Mariano G. Bosch en su “Historia de la Ópera en Buenos Aires”  (1906) nos cuenta que las guitarras  fueron los primeros instrumentos que conformaron las orquestas de los teatros de Buenos Aires; en la Casa de Comedias de la Ranchería, los guitarreros acompañaban el canto de las tonadilleras, esos tanteos primitivos revelaban  la natural inclinación de los porteños a la sociedad de música, canto  y teatro que ya se insinuaba en  la llamada “tonadilla escénica”,  y preanunciaba un futuro auspicioso para el musical como género dramático.  El viejo Colón -levantado   sobre un cementerio frente a  la Plaza de Mayo- duro solo 30 años,   pero desde fines del siglo XIX  y en las dos primeras décadas del XX, llegaron a funcionar en la ya pujante ciudad,  siete salas de ópera que ofrecían,  a un público muy ávido,  distintos espectáculos líricos representados por prestigiosos artistas  europeas y -hay que destacarlo- a lo largo y ancho del país, múltiples espacios culturales construidos por las comunidades inmigratorias,  desde cuyos escenarios las anónimos compañías vocacionales  intentaban  expresarse   identitariamente y asentarse raigalmente.
Mediada la segunda década del siglo XXI, por cantidad y calidad, el panorama de la Opera en Buenos Aires y. en general, en todo el país,  es rico y plural. El Teatro Colón, sin necesidad de entrar a  estimar sus políticas,  ha resignado su referencialidad  excluyente,  y otros -y en ocasiones, disímiles-  territorios de creación operísticos, se abren para los nuevos cultores del género. Un buen ejemplo del las instituciones que han estimulado ese florecimiento es, precisamente, Juventus Lyrica, que ha dado origen a lo que hoy se conoce como  “circuito de ópera independiente”   (Alberto Wainer)